Sobre el cumplimiento de las tareas II

 

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A padres y alumnos
(Lo que está bajo el segundo título está también puesto a consideración de los señores padres)

Sobre el cumplimiento de las tareas II

[Esta vez es TAREA enviar un comentario sobre el texto “Algunas consideraciones”. Colocar en “asunto” Curso, División, Apellido, Nombre]

Digo aquí lo mismo que dije al finalizar el primer trimestre: “podría aquí felicitar a los que han trabajado bien y reprochar a los que trabajaron mal y más aún a los que no han trabajado. Pero más importante que las felicitaciones es haber obtenido el beneficio que da la tarea realizada, y peor que el reproche es no obtener el beneficio que se podría obtener si el trabajo se hiciera”.

Hay quienes toman seriamente las tareas y trabajan muy bien, realmente bien, pero hay otros que no leen los textos. Es cierto que a algunos les asusta una página llena de letras… en ese caso, téngase en cuenta que los textos que envío están seriamente revisados para que resulten claros a aquel que los lea… Pero esa es solamente una parte, la otra parte, la otra mitad del trabajo, es tarea del que los recibe: leer y, además, leer con atención.

Los trabajos adeudados de esta materia pueden ser enviados durante el último trimestre. He tratado de consignar también los trabajos no pedidos y que algunos han enviado, sin embargo, esos trabajos no suplantan los que obligatoriamente debían enviar.

Dispuesto a cualquier consulta sobre el informe del segundo trimestre y también a subsanar cualquier eventual error de mi parte.

Vuelvo a copiar aquí el texto que envié al finalizar el primer trimestre, hubo quienes lo leyeron y hubo quienes no lo leyeron. En este caso, es tarea enviar un comentario sobre eso.

Algunas consideraciones

Cuando a cualquier grupo de personas se le asigna una tarea, se produce una primera gran división: -los que cumplen la tarea y -los que no cumplen con esa tarea.

Pero hay otras distinciones.

Pongamos por caso que nos han asignado la tarea de leer el “Martín Fierro”. Pongamos por caso que yo no tengo ninguna gana de leer el “Martín Fierro”, entonces busco un resumen, o algo, y me las arreglo para contestar las preguntas que me dieron ahorrándome la lectura. De esa forma es posible que apruebe, y si así sucede, habré cumplido con el trámite, listo, asunto terminado… A simple vista no hay mucha diferencia entre el que leyó el libro y yo que no lo he leído. Pero... no nos engañemos, yo no he recibido lo que la real lectura del “Martín Fierro” hubiera podido darme.

Desde algún punto de vista, podría verse como beneficioso el uso de esta estrategia, después de todo, tal vez esté ahorrándome un montón de cosas innecesarias. ¿Quién me garantiza que lo que los profesores me ofrecen sea lo que realmente me sirva?

Es más, el uso de esta estrategia tal vez esté ahorrándome un montón de cosas que podrían resultarme perjudiciales. ¿Quién me garantiza que todo lo que los profesores me ofrezcan (en la escuela, colegio, facultad, etc.) sea realmente bueno para mí?

Esta última pregunta puede ser preocupante.

Porque todos siempre estamos buscando lo que creemos que será bueno para nosotros.

Podríamos decir que todos, aun sin darnos cuenta, estamos buscando un tesoro, porque estamos constantemente buscando lo que para nosotros realmente vale, aunque en la búsqueda muchísimas veces equivocamos el camino. Entonces, ciertamente, como el asunto realmente nos importa, la pregunta puede ser preocupante.

Sin embargo... Hay en nosotros un sentido interno que puede orientarnos, es decir, que puede guiarnos hacia el tesoro, aún en medio de la bruma o de la oscuridad.

Pero, ojo, el sentido interno al que me refiero no es aquel que nos dice “Lo que yo siento es que no tengo ganas de hacer la tarea”. Ese “lo que yo siento” es muy engañoso y fuente de numerosos problemas. Si en nuestra vida actuáramos guiados exclusivamente por “lo que yo siento” no nos diferenciaríamos mucho de los animalitos, que van de un lado a otro, solo guiados por lo que “sienten”. Es nuestra inteligencia la que tiene que gobernar sobre ese “lo que yo siento” para que nuestra voluntad se mueva en la dirección correcta.

Entonces, el sentido interno al que me refiero, y que nos servirá  de guía en la búsqueda del tesoro, es tener una sincera y serena disposición hacia lo que es Verdadero, lo que es Bueno, lo que es Bello, sabiendo que todo eso constituye una Unidad.

Considerando eso, por una parte, podemos darnos cuenta de que si algo nos parece atractivo pero vemos que no participa de la verdad y de la bondad, entonces es un engaño. Y, por otra parte, puede que algo no nos resulte atractivo y que, sin embargo, veamos que participa de la verdad y la bondad, podríamos darnos cuenta, entonces, de que es de una belleza que tal vez no alcanzamos a percibir.

Teniendo presente que buscamos un tesoro, podríamos resumir el párrafo anterior en dos frases parecidas, pero no iguales. “No todo lo que brilla es oro” y también “No todo oro brilla”.

Tal vez las tareas que se envían puedan abordarse con ese espíritu de búsqueda, acaso se encuentren allí indicios o vislumbres del tesoro, y si no se encuentran, al menos, el esfuerzo realizado será parte del camino correcto.

 

 

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